La vacuna contra el cáncer de cuello de útero puede salvar vidas | Parte I

La vacuna contra el cáncer de cuello de útero puede salvar vidas | Parte I

El objetivo es conseguir que el mayor número de mujeres se vacunen para así poder protegerlas del cáncer de cuello de útero. Para conseguirlo, es importante que todo el mundo conozca perfectamente las causas de esta enfermedad y que existe una vacuna para prevenirla.

Además, ahora son más las mujeres que pueden estar protegidas frente a esta enfermedad, ya que se ha demostrado la eficacia de esta vacuna en mujeres de hasta 45 años.

En la mayoría de cánceres de cuello de útero se detecta la presencia del virus del papiloma humano (VPH), un virus muy común que se transmite fácilmente por vía sexual. La vacuna contra el cáncer de cuello de útero permite proteger a la mujer ante la infección de los tipos de VPH que puedan conducir al cáncer.

El virus del papiloma humano (VPH)

El virus del papiloma humano (VPH) es muy común, se transmite fácilmente por vía sexual e infecta tanto a hombres como a mujeres.

Tanto el hombre como la mujer pueden ser portadores asintomáticos del virus durante un largo periodo de tiempo.

Es fundamental conocer al máximo el virus para poder prevenirlo o, en su defecto, controlarlo.

Existen más de 100 tipos de VPH. En su mayoría, producen alteraciones benignas como es el caso de los que provocan la aparición de verrugas comunes en la piel.

Sin embargo, 15 tipos de VPH han sido identificados como causantes de la mayoría de lesiones precancerosas y cánceres del cuello uterino, y otros dos son responsables del 90% de las verrugas genitales (condilomas). Algunos de ellos también afectan a la vulva, la vagina y al ano, pudiendo ocasionar cánceres en estas zonas.

Actualmente se estima que 8 de cada 10 mujeres que inician relaciones sexuales tienen el virus del papiloma humano (VPH) al año, y que el 70% de los hombres y las mujeres entrará en contacto con el virus durante su vida.

El VPH se puede transmitir fácilmente mediante contacto genital. No necesariamente tiene que existir una relación sexual completa para contagiarse, ya que tanto los virus del papiloma humano no dañinos como los ligados al cáncer se transmiten por contacto de piel a piel. Por esta razón el uso rutinario de preservativo reduce, pero no impide totalmente, el riesgo de transmisión por VPH. Es importante recordar que en la mayoría de casos la presencia del VPH se tratará de una contaminación transitoria que solucionarán las propias defensas.

La edad precoz en el inicio de las relaciones sexuales, el elevado número de parejas y las relaciones con individuos de riesgo (con múltiples parejas o que ejerzan la prostitución) son factores claramente predisponentes a adquirir la infección. El tabaquismo y la no circuncisión en el varón son otros factores que facilitan la infección.

Aunque no existe tratamiento para la infección por el VPH, afortunadamente en el 80-90% de los casos el VPH, gracias al sistema inmunitario, desaparece sin consecuencias en un plazo de 18-24 meses desde el contagio.

El cáncer de cuello de útero

A diferencia de muchos otros cánceres, el cáncer de cuello de útero no es hereditario. En la mayoría de los cánceres de cuello uterino y de sus lesiones precursoras se detecta la presencia del VPH, aunque no todas las infecciones por VPH producirán un cáncer.

Casi todas las lesiones premalignas del cuello de útero se pueden tratar con éxito, si se detectan a tiempo.

El cuello del útero (o cérvix) es el extremo inferior del útero que asoma por el fondo de la vagina. Su porción más distal se corresponde con la unión de dos tejidos que experimentan diversos cambios durante la vida de la mujer (pubertad, parto, o menopausia) y es en ella en la que se originan la mayoría de los cánceres de este órgano.

El cáncer de cuello de útero es un tumor originado a partir de una transformación maligna de sus células. A nivel mundial es el segundo cáncer más común en mujeres de 15  a 44 años. De todas formas, existen muchas diferencias respecto a países desarrollados y en vías de desarrollo. En los países desarrollados ocupa el quinto lugar en frecuencia, mientras que en los no desarrollados está en segundo lugar.

La presencia del VPH es necesaria pero no suficiente para el desarrollo de un cáncer de cérvix, ya que influyen otros cofactores como el tabaco, los anticonceptivos hormonales, la paridad, las coinfecciones, etc. Por tanto, tan sólo un reducido grupo de mujeres con infección persistente por VPH presentan riesgo de desarrollar un cáncer de cérvix.

También debe tenerse en cuenta que el periodo entre la exposición al VPH y la aparición del cáncer es largo (10-15 años). Este proceso pasa por el desarrollo de lesiones precursoras lo que permite que pueden ser fácilmente identificadas y tratadas, con una probabilidad de curación de casi un 100% cuando se diagnostican tempranamente.

Prevención del cáncer de cuello de útero

Está demostrado que, en la actualidad, el mayor factor de riesgo para contraer cáncer de cuello uterino es no realizar un control ginecológico periódico con citología (8 de cada 10 cánceres se producen en mujeres sin cribado citológico).

La combinación del correcto control ginecológico periódico y la vacunación maximiza la eficacia de la de prevención precoz para combatir el cáncer de cuello de útero.

Hoy en día se puede aplicar un programa de prevención precoz para prevenir esta patología. El programa se basa en dos tipos de prevención:

  • Prevención primaria: consistente en evitar hábitos de riesgo (tabaquismo, el inicio precoz de las relaciones sexuales, la promiscuidad…) y en la administración de la vacuna contra el VPH.
  • Prevención secundaria: que se basa en un correcto control ginecológico periódico.

Prevención primaria: la vacuna del VPH

El origen vírico de los casos de cáncer ofrece la posibilidad de prevenir tanto el contagio del VPH como sus lesiones precursoras gracias a la vacuna frente al VPH.

Esta vacuna permite realizar una prevención previa al estadio en que las lesiones son detectadas por citología o biopsia. La revisión ginecológica anual seguirá siendo imprescindible para controlar la salud de las mujeres y en particular para detectar tipos de cáncer de cuello de útero no asociados a los tipos contra los que protege la vacuna. Es fundamental hacer hincapié en que la vacuna protege frente a los virus que son responsables del 70% de los cánceres de cuello de útero, por lo que es importante detectar mediante la citología una posible alteración atribuible a un tipo de virus no incluido en la vacuna.

La combinación del correcto control ginecológico y la vacunación maximiza la eficacia del programa para combatir el cáncer de cuello de útero.

Prevención secundaria: control ginecológico anual

Dado que la mayoría de pacientes con el virus del papiloma humano no presentan síntomas, su contagio puede pasar inadvertido. De ahí la importancia de que las mujeres se sometan a exploraciones ginecológicas y a citologías periódicas. Estos exámenes pueden facilitar la detección de cambios en las células antes de que la situación se agrave.

Casi todas las lesiones premalignas del cuello de útero se pueden tratar con éxito si se detectan a tiempo.

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